La epidemia estalló en diciembre del 2019 en Wuhan, una ciudad de unos 11 millones de habitantes, capital de la provincia de Hubei, en la región central de China. Hasta el 16 de febrero de 2020, se han detectado poco más de 69 mil casos de infecciones por el COVID-19, según el Departamento de Seguridad Nacional de España. Solo un 1% de ellos se registró fuera de China. Sobre todo en Singapur, Hong Kong, Japón y países cercanos. En América tenemos 15 casos en los EE.UU. y 8 en Canadá. ¿Estamos ad portas de una pandemia?
¿Cómo nos afectará?
Nuestro planeta ha experimentado varias pandemias, algunas gravísimas. En el siglo VI la plaga de Justiniano liquidó a casi la mitad de la población mundial. En el XIV, la peste negra mató a la mitad de los europeos; y -hace un siglo- la gripe española lapidó al 5% de la especie humana en tan solo dos años.
Todavía no conocemos bien cómo se comportarán los tres factores predictivos del alcance del brote actual:
a) la transmisibilidad del virus
b) su grado de letalidad
c) la efectividad de las respuestas médico sanitarias (contención – tratamiento).
Lo que sí sabemos es que el riesgo es significativo, y que la OMS ha declarado una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional.
El coronavirus, COVID-19, causa síntomas respiratorios y se transmite por vía área. Por eso es de fácil contagio, similar a la gripe común (2.2 infectados por persona que contrae el virus), aunque mucho menos que la tos ferina (15). También es menos grave. La tasa de letalidad sería menor al 1% (Imperial College de Londres). Mucho más baja que el 3.7% de la TBC en el Perú, o el 50% del último brote del ébola en el África.
Siempre la mejor respuesta a cualquier brote epidémico es la contención en el origen. Pero en Hubei se perdieron preciosos días iniciales. Solo después de la masificación hubo respuestas –draconianas- por parte del alto mando chino, incluyendo cambio de autoridades regionales, extensión de las vacaciones y cuarentenas masivas.
Según The Economist, Shanghái y Beijing han paralizado los servicios de buses de larga distancia, el medio de transporte preferido por los trabajadores migrantes desde el campo. En la pujante zona franca de Waigaoquiao, al noreste de Shanghái, solo 120 de 4,000 empresas reabrieron sus puertas el 10 de febrero, luego de las vacaciones del año nuevo lunar.
Entonces, aunque el coronavirus sea contenido y no llegue a nuestras costas, sí hay una afectación de las cadenas globales de valor y del nivel de actividad económica de China. Ello impulsará a la baja el precio de los metales industriales y nuestras exportaciones hacia aquel país.
Y recordemos que China sobrepasó a los EE.UU., en el año 2014, como nuestro principal socio comercial. En el 2018 el monto del comercio bilateral con China superó en 35% a la cifra correspondiente a los EE. UU.. Entonces un estornudo del dragón podría contagiarse como una neumonía de la vicuña.
Redactado por:
Javier Portocarrero – Director Ejecutivo CIES